Como padres se nos presentan muchas dudas respecto a si lo estamos haciendo bien o no o sobre cómo posicionarnos ante determinados comportamientos de nuestros hijos. Seguro que te has encontrado en situaciones en que piensas que tu hijo se te está escapando de las manos.
Se habla mucho de los límites y de la libertad de cada persona. Hay opiniones en contra y a favor. Vivimos en sociedad y como tal tenemos que tener presente que nuestros actos no pueden dañar a otro, por ello, todo el mundo necesita unos límites, sea niño o adulto.
Un niño sin control es como coche sin conductor. No se puede educar a un niño a su aire, haciendo lo que le de la gana. Los límites son necesarios, indispensables.
No podemos confundir educar con respeto (empatía, confianza, seguridad, cariño…) con educar niños sin límites, porque educar es formar personas que sean respetuosas con los demás.
Es muy importante que los límites se fijen siempre respetando la autoestima del niño. Se trata de poner límites sin que el niño se sienta humillado, ridiculizado o ignorado.
¿Por qué los niños necesitan límites?
Porque les dan seguridad, les demuestran que nos preocupamos por ellos y les enseñan las claves para convivir con los demás. Hay que enseñarles que respetar a los demás juega en beneficio de todos.
¿Por qué hoy en día a los padres les cuesta tanto poner límites a sus hijos?
Porque venimos de una sociedad autoritaria donde los padres imponían normas, castigaban, premiaban,… sin contar con la opinión de sus hijos.
Los padres de hoy en día, por el contrario, pretenden educar de otra manera dando mayor protagonismo a los niños dentro de la familia. El problema es que, muchos de estos padres de la nueva generación, son tan permisivos que los niños acaban siendo unos verdaderos tiranos. La autoridad de antes no era buena pero lo de ahora genera niños con grandes dificultades para asumir responsabilidades, para respetar a los demás, …
Este modelo de crianza moderno (donde les dan rienda suelta a los hijos y les permiten de todo), llevará a que estos niños, cuando crezcan, se conviertan en adultos frágiles con egos engrandecidos, individuos intolerantes a la frustración y con dificultad de atención y concentración.
Sugerencias para que establecer límites sea más fácil:
- Sé decisivo, incluso cuando cambies de opinión. La confianza en sus decisiones es crucial. Mantener la coherencia en su decisión es mucho más importante que una regla de ser inquebrantable.
- Piensa con anticipación. En la crianza de los hijos, los padres tiene que estar un paso por delante.
- Ten expectativas apropiadas para el desarrollo del niño. Los límites se deben poner teniendo en cuenta la edad y madurez de tus hijos. Deben saber lo que se les pide y poder estar en condiciones de llevarlo a cabo.
- Tú tono ha de ser cálido pero firme.
- Formula reglas claras y explica la razón de ellas.
- Como padres del niño debéis ser coherentes y aplicar las mismas reglas.
- Cumple con las amenazas o advertencias que se le haces a tu hijo.
- No lo sobreprotejas ni lo descuides.
- Las rutinas y las normas son necesarias siempre. La vida de un niño debe tener unos horarios para que sepa qué es lo que se espera de él a cada momento y qué es lo que está por llegar.
- Si tu hijo grita o da patadas… no hagas tú lo mismo.
Conclusión:
Es importante que los adultos que conviven con el niño sepan que le permiten y que no; Hay que ser cuidadoso con el castigo, porque si éste no se lleva a cabo adecuadamente, el niño no aprenderá lo que es bueno y malo, no fortalecerá su moral. Tal vez deje de hacer lo que se le pide por temor, pero no por convicción. Hay que tener en cuenta que los milagros no existen, la educación es una carrera diaria por lo que aunque los resultados no se vean inmediatamente, a medida que tu hijo vaya creciendo te sentirás orgulloso de haber hecho lo correcto.
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