Muchos padres vivimos a veces en constante estrés, por no llegar a todo lo que queremos hacer, por soportar la responsabilidad económica de la familia, por problemas en el trabajo, por alguna enfermedad cercana, por agotamiento, …
El enojo, la tristeza o el estrés de los padres afectan gravemente al desarrollo infantil de tus hijos. Los hijos con padres de estas características pueden originar depresión y serios problemas de aprendizaje y de lenguaje.
Cabe destacar que la disciplina en momentos de ira es contraproducente tanto para los niños como para los padres. Los niños aprenden mejor cuando son instruidos. La ira no es instrucción, sino una reacción.
Si eres un padre que ves que últimamente te enfadas con facilidad, que ves todo lo que hacen tus hijos mal, que estás mucho tiempo enfadado,…. Aquí tienes unas TÉCNICAS que te pueden venir bien para apaciguar tu ira:
Mantén las cosas en perspectiva: Enojarse por todo lo que un hijo hace mal no es la respuesta más efectiva. Si tomas una decisión en un momento de ira lo único que conseguirás será una decisión precipitada que lamentarás más tarde. Antes de reprender a un hijo por una determinada acción, hay que tomarse un tiempo para pensar. Hay que tomar la decisión con la cabeza clara y objetiva.
Relájate: Si uno se relaja es más difícil mantenerse enojado. Una vez relajado y controlado el momento de ira, serás capaz de tratar con tus hijos de manera más efectiva.
Haz ejercicio: salir a correr, montar en bicicleta, o simplemente dar un paseo. El ejercicio es una buena manera de aliviar la tensión y la ira.
Habla. Cuando existen problemas es importante hablar. Hay que dialogar sin gritos ni recriminaciones. La conversación debe ser constructiva y no destructiva.
Cambia la forma de pensar: Hay que ser más positivo.
Piensa que si tu hogar es un hogar donde constantemente reina el enfado esto puede provocar graves consecuencias en tus hijos como:
- Le puede afectar gravemente a la autoestima pensando que si su padre esta enfadado constantemente con él es porque él no sabe hacer nada bien.
- Un niño puede sentir que nada de lo que hace ganará la aprobación de un padre enfadado. En tales casos, un niño deprimido, especialmente los adolescentes, puede terminar bebiendo o usando drogas.
- Puede provocarle problemas de comportamiento en la escuela, tanto con sus compañeros como con los maestros.
- Puede provocar que el día de mañana esos niños se conviertan en adolescentes o adultos agresivos.
- Los niños aprenden fundamentalmente por imitación de lo que ven en los que le rodean, los adultos, sus padres. Por tanto, debemos tener en cuenta que, el enfado de los padres, genera enfado en los niños.
Piensa que como en toda reacción humana, SI SE ABUSA DEL ENFADO ESTE PIERDE SU EFECTIVIDAD. El enfado habitual se convierte en rutinario y deja de ser eficaz para conseguir propósitos.
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