La Búsqueda del Grifonicornio es la nueva novela infantil/juvenil de aventuras escrita y ambientada en Valencia y Oropesa del Mar por el multipremiado escritor valenciano Sergio Mars.
Se creía que el grifonicornio, una bestia mítica, con alas de águila, cuerpo y garras de león, ojos volcánicos y un terrible cuerno en la frente, se había extinguido; pero un último ejemplar vivo ha sido avistado en los Picos Serpiente.
Aventura en estado puro; emociones, peligros y hazañas dignas del héroe o la heroína más audaz. Todo para satisfacer los caprichos de un malvado rey que ha reclutado a los tres mejores cazadores del reino para incluir al grifonicornio en su colección de criaturas mitológicas. Pero Hormiga descubrirá que tras ello se oculta un plan secreto mucho más oscuro de lo que jamás habría imaginado.
Dirigida a niñas y niños de 8 a 14 años, las peligrosas aventuras del sabio Mandialix y su aprendiz, el pícaro Hormiga, suponen también un homenaje a la figura del maestro. “Más allá de la búsqueda de la bestia es también el relato de un niño que vive junto a su maestro una apasionante historia de crecimiento personal”, apunta el escritor.
Os dejamos una entrevista que ha contestado el autor en exclusiva para deceroadoce.es.
¿De pequeño te gustaba leer o eras de los niños a los que había que obligar/motivar a hacerlo?
De pequeño había que obligarme a dejar de leer. No recuerdo una etapa de mi vida sin libros en las manos. Durante mis años escolares, en particular, leía dos o tres libros por semana.
¿Que piensas de la animación lectora?
Es fundamental. Aquellos que no leen no pueden ni imaginarse lo que se están perdiendo y luego, cuando lo descubren, no paran de lamentarse por los años que no supieron aprovechar.
¿A qué edad tuviste claro que querías dedicarte a escribir libros? y ¿Con qué edad empezaste a escribir?
Tardé bastante. Supongo que estaba demasiado ocupado leyendo. Aparte de algún que otro experimento sin continuidad, no empecé a escribir con asiduidad hasta los dieciocho años, y tendría veinticuatro o veinticinco cuando me marqué el objetivo no ya de escribir, sino de publicar mis propios libros.
¿Participabas en concursos literarios?
No, no lo hice hasta mucho más tarde. Empecé a participar en concursos (y me puse más en serio con la escritura) a partir de mi ingreso en la Sociedad Tolkien Española, el año 2000, y me llevó tres intentos (en seis convocatorias) el hacerme con el premio de relato que organiza, el Gandalf.
¿Animarías a los niños a escribir relatos?
Los animaría a leer y a expresar su creatividad. ¿Escribiendo? Si es lo que más les llama, perfecto. Si no, pueden dibujar, cantar, bailar, actuar… No importa cómo se ejercite la imaginación, sólo el esfuerzo que se le dedique, que empleado en lo que te gusta compensa con creces.
¿Has sido un niño de mucha imaginación? ¿Crees que es necesaria o con tener técnica y referentes es suficiente?
Todos los niños desbordan imaginación. Es la característica que define al ser humano. Lo que pasa es que al ir creciendo, bien sea por falta de estímulos o por un excesivo empeño en encauzarla, la vamos limitando en mayor o menor grado, hasta que puede llegar a parecer en los casos más extremos que ha desaparecido por completo (no es así, solo se ha vuelto rígida, ha perdido la capacidad de adaptarse).
Así pues, la imaginación es necesaria, pero no hay problema, porque todos nacemos con el depósito lleno. Luego sí que son imprescindibles los otros dos factores: la técnica para aprender a controlarla (que en modo alguno limitarla) y los referentes para alimentarla y seguir extendiendo sus límites.
¿Has tardado mucho en que se te publique tu primera novela? ¿Fue una aventura complicada?
“La búsqueda del grifonicornio” no es mi primera novela, solo mi primera novela juvenil, aunque el camino hasta verla publicada sí que ha sido dificultoso. La completé hace ocho años. La he repasado varias veces desde entonces, pero los cambios han sido cuestiones menores de estilo; en lo fundamental, hubiera podido potencialmente publicarse mucho antes.
El caso es que me planteé desde el principio un alto nivel de exigencia para la edición y la distribución, así que en todo este tiempo he ido alternando intentos por encontrar un editor adecuado con largos períodos metida en un cajón (virtual), a la espera de que surgiera su oportunidad. Tampoco eran períodos ociosos. Tocaba centrar la atención en otros proyectos que también precisaban mi atención (cuando concluí la escritura de “La búsqueda del grifonicornio”, mi primer libro no había sido publicado todavía, aunque ya estaba firmado el contrato con la editorial; y desde entonces han llegado de un modo u otro a las librerías otros cuatro). Por el camino he experimentado casi de todo: buenos comentarios, algún que otro premio, magníficos compañeros de locura… pero también editoriales que entran en quiebra cuando están a punto de publicar mi libro, problemas de distribución, pagos que no se realizan…
Todo es parte de una misma aventura, que sigue lejos de poder darse por concluida. La publicación de “La búsqueda del grifonicornio” es un peldaño más, uno importante, en la dirección correcta.
¿Los referentes que te han llevado a decidirte por este camino?
Si por esto nos referimos a la literatura, y podría especificar aún más acotándola a la literatura fantástica, supongo que la culpabilidad recae principalmente en mi lectura a los siete años de “La historia interminable”, refrendada irrevocablemente a los ocho con mi primera lectura de “El Señor de los Anillos”. A partir de ahí, los referentes son múltiples: Henry Rider Haggard, Edgar Alan Poe, Julio Verne, Emilio Salgari, Rudyard Kipling, y tantos y tantos otros que he leído, con los que he disfrutado y de los que he aprendido con el correr de los años.
Para ti escribir ¿Es un hobbie o una profesión?
A nivel de exigencia y dedicación, una profesión. Por desgracia, una profesión debería poder garantizar el sustento, y hoy por hoy eso es para mí (y para la inmensa mayoría de escritores españoles) una quimera, así que hay que buscar otras actividades complementarias. He sido maquetador, corrector ortotipográfico, traductor… Incluso he creado una pequeña microeditorial, con la que he lanzado ya cuatro títulos.
¿Te gusta más escribir novela infantil/juvenil o para adultos? ¿Que te hace decidir en un momento u otro escribir para niños o adultos?
En realidad, gustarme, me gusta exactamente lo mismo. Cada proyecto presenta sus propios retos y sus propias satisfacciones. En cualquier momento dado, ando barajando varias ideas en la cabeza, e incluso de tanto en tanto las saco, las examino, investigó aquí o allá y las devuelvo al caldero. Así hasta que un día, sin saber muy bien por qué, una de ellas parece lista para dar el siguiente paso, y comienza el período de escritura propiamente dicho.
El que sea para niños o para adultos ya depende de su propia naturaleza. No hay nada que decidir. Unas historias han sido concebidas originalmente para los unos y las otras para los otros.
¿Crees necesario que un escritor debe tener formación en letras o es una virtud con la que se nace?
Bueno, yo mismo no tengo una formación (reglada) en letras. De hecho mi formación académica ha estado siempre muy inclinada hacia las ciencias y el pensamiento científico en general. Lo cual no quiere decir en absoluto que se pueda prescindir del conocimiento literario (ni tampoco, claro está, del humanístico). La herramienta básica del escritor es el lenguaje, y su obligación es conocerlo y adiestrarse de forma continua en su uso. La capacidad innata, si algo así existe, no puede sino llevarte hasta cierto punto, todo lo demás es trabajo y esfuerzo continuos.
¿Tienes algún objetivo con tus libros?
Uno, fundamental: que sean leídos y disfrutados. Todo lo demás es accesorio.
A partir de ahí, es verdad que con cada libro, con cada relato incluso, trato de contar algo más que una historia más o menos entretenida. ¿El qué? Bueno, eso ya depende del caso específico. En el de “La búsqueda del grifonicornio” quería hablar del proceso de transmisión de conocimientos, de la relación entre maestro y discípulo, y también realizar una pequeña introducción al pensamiento científico, que precisamente empieza a consolidarse en el rango de edad a que está destinada, pero también quería contar una aventura exótica y trepidante, que atrape al lector y ya no lo suelte hasta el final. El truco está en lograr conjugar ambos propósitos, que no solo no interfieran entre sí, sino que se apoyen mutuamente.
¿Que piensas de las colecciones o sagas? ¿Tus libros tendrán segundas partes?
Ya como lector no me resultan particularmente atractivas. ¿Para qué volver a los mismos personajes, a los mismos escenarios o a los mismos temas cuando las posibilidades son infinitas? Una continuación tan solo tiene sentido cuando aporta algo realmente novedoso, que además no se contaría mejor con una historia original por completo.
Dicho lo cual, no descarto escribir la continuación de alguno de mis libros. Me rondan ideas para tres de ellas (incluyendo una secuela de “La búsqueda del grifonicornio”) pero de ahí a que maduren hasta el punto de estar listas para cobrar forma va mucho trecho (y la competencia es dura).
También está la cuestión de la demanda. Hasta ahora no me ha sucedido, pero si se diera el caso… ¿quién soy yo para negarme en redondo a continuar alguna de mis historias si hay demanda para ello? Sería cuando menos un reto interesante, el mantener o superar el nivel del original, al tiempo que se hace evolucionar la historia en direcciones totalmente nuevas.
Por último. Te veremos firmando tus novelas en unos días en la Feria del libro. Di algunas palabras a nuestras familias seguidoras para animarles a que se acerquen a la misma.
En cierta ocasión una madre le preguntó a Einstein qué tenía que hacer para que sus hijos fueran brillantes. Él le respondió que les leyera cuentos de hadas, y que si quería que fueran más inteligentes aun, que les leyera más cuentos de hadas, porque en su opinión la imaginación era más importante incluso que los conocimientos.
La Feria del Libro es un reducto de imaginación pura. Frente al consumo pasivo del cine, la televisión o los videojuegos (al menos en la presente generación; es un arte todavía en su infancia), la historia de un libro no está completa hasta que la imaginación del lector le da vida, y eso es un misterio maravilloso. Introducir a los niños en el mundo de los libros supone abrirles las puertas a un universo inagotable.
Sergio Mars estará en la Feria del Libro de Valencia firmando sus ejemplares.
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El resto de su biografía:
El rayo verde en el ocaso (Grupo Editorial AJEC, 2008)
La mirada de Pegaso (Grupo Editorial AJEC, 2010)
El precio del barquero (Saco de Huesos, 2010)
La ley del trueno (Cápside Editorial, 2012)
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